Va a ser extraño darnos cuenta al fin de que esto no podía continuar para siempre, la voz confiada que nos repetía una y otra vez que nada iba a cambiar, y recordar, también, puesto que para entonces todo habrá terminado, lo que teníamos, la forma en que perdíamos el tiempo como si no quedara otra cosa que hacer, cuando, en un fogonazo, cambió el clima y el aire altivo se volvió de pronto insoportablemente denso, soplaba un viento mudo, y las ciudades parecían de ceniza, y saber, además, lo que no sospechábamos, que era algo parecido al verano más augusto, excepto que las noches eran más templadas, y que las nubes daban la impresión de brillar, y aun así, porque no habremos cambiado demasiado, preguntarnos qué habrá de ocurrir con las cosas, y quién va a quedar para hacer todo de nuevo, e intentar de algún modo, aunque aún no podamos, descubrir qué fue lo que salió tan mal, o la razón de que estemos muriéndonos. Mark Strand